El verano de las mariposas terminó.

Hoy, cuando todavía escaldan las ascuas de un fin de semana movido, o más bien inmóvil por el aire, he subido la última revisión de El verano de las mariposas. Espero que agrade a mis escasos lectores. No deja de ser, como los anteriores librillos, un compendio subjetivo de una visión momentánea de la existencia en su sentido pleno. Existir es algo más que pasar por la vida como por una autopista. Existir es tomar los desvíos, perderse en los senderos, pararse. Fundirse con el paisaje, con el tiempo. De lo contrario no seríamos más que autómatas de un circo de engranajes mecánicos y absurdos. Hoy me quedo con estos apuntes en forma de versos, pequeños lienzos robados a mi tiempo. Mañana... Ya veremos.

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