Final



Junto al nuevo poemario que estoy acabando de preparar y que avisto terminado hacia la primavera (estoy tranquilo, ni la editorial ni el representante aprietan) han ido surgiendo unas cuantas voluntariosas e improbables canciones (por lo menos la intención era cantar en ellas), maquetas caseras de algunos poemas. Mis habilidades musicales son precarias y  escasas, pero he disfrutado tanto en el proceso que he decidido hacerles un hueco en mi escueto universo creativo visible junto a esos versos. Todas han crecido con ellos como una forma diferente de expresarlos. Aunque predominan en muchas de ellas los tintes eléctricos, ésta que dejo aquí, a modo de muestra y señuelo anticipatorio, surgió sencilla, lenta y acústica hace ya algunos meses, pero no fue hasta hace poco que le pude dar sentido, meditando sobre unos preciosos versos que también hizo canción -maravillosa- Leonard Cohen, A thousand kisses Deep. Irreverente, le he robado al maestro la traducción al castellano de cuatro versos que he colocado en medio de la canción y la frase de su título, espero sea comprensivo con este usurpador… La he llamado Final, que también es principio de algo nuevo las más de las veces. No digo más, mi cuento de hoy se lee y suena.



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